jueves, 22 de septiembre de 2016

Yoga es la experiencia profunda de sí mismo.



 Las vías que se proponen para alcanzar esta experiencia son numerosas, pero todas ellas pueden englobarse en cuatro grandes corrientes que convergen hacia un centro común.

Este centro común puede entenderse como Raja Yoga.

Raja Yoga es la síntesis, o mejor, la culminación de los esfuerzos que se hacen para realizar el Yoga, ya sea que éstos se encaucen por las disciplinas del Hatha Yoga, por las acciones del Karma Yoga, por el discernimiento y la meditación del Jnana Yoga, o por los actos devocionales y el amor del Bhakti Yoga.

En nuestros tiempos el Maestre de la Ferrière plantea la búsqueda de la experiencia del Yoga a partir del Yoghismo

El Yoghismo consiste en experimentar analogías, concordancias e identidades entre la persona humana y su mundo. 

 

Esta etapa llega a su culminación con la experiencia de fusión del ‘yo’ inferior con el ‘yo’ superior o al vínculo consciente entre la personalidad y el Ser de la naturaleza humana.

Este proceso de realización se resuelve en el Yug, que es la experiencia total de la unidad sin límites.

El principio fundamental del Yoga es sencillo y puede ser abordado casi por cualquier Ser Humano que se encuentre en buen estado de salud.

El Yoga consiste en tomar conciencia de sí mismo como cuerpo material, sin prejuicios, para después intensificar gradualmente esta conciencia y convertirla en conciencia, también de sí mismo, como estructura viva, como conjunto de energía vital.

Más adelante, este esfuerzo alcanza el plano mental y se experimenta como lucidez, sin imágenes ni recuerdos, y lentamente se va ensanchando a la vez que se convierte en una intensa afirmación de sí mismo, de ser, de ser en todo, de ser y de estar en un ‘aquí’ que está en todas partes y en un ‘ahora’ sin pasado y sin futuro...

Lo importante de las prácticas corrientes de Yoga, es que permiten la experiencia de sí mismo, y que esta toma de conciencia inicial produce una afirmación del individuo en posturas corporales desusadas que facilitan el ‘recuerdo de sí mismo’.

El recuerdo de sí mismo es el principio de la Conciencia de Ser sin dejar de estar en el mundo de lo humano.

A veces se espera demasiado del Yoga y se limitan sus aplicaciones prácticas en la vida cotidiana; y otras veces se le considera solamente como un sistema gimnástico adecuado para mantenerse flexible y se bloquean sus mejores posibilidades para la realización integral de un ser Humano.

Ciertamente, varias de las enseñanzas del Yoga pueden aplicarse al desarrollo supra normal de algunas facultades humanas, pero cualquier desarrollo excepcional de una facultad absorba la energía que pertenece al conjunto y produce un efecto de desequilibrio en la persona, por más que el desarrollo de esa facultad resulte asombrosa para otras personas.

Es por ello que algunas prácticas del Yoga han producido gran cantidad de faquires, santones, locos y personas estrambóticas que pululan en algunos pueblos orientales luciendo sus habilidades para ganarse el sustento de su vida en calidad de saltimbanquis o exhibiéndose para causar sorpresa y exaltar su ego.

De acuerdo con la tradición del Yoga, es indispensable que un Guru Yoghi decida cuales son las prácticas adecuadas en un momento dado y para cada shadhaka o chellah en particular.

Al abrir centros de Yoga al público, no significa que se haya olvidado la tradición, sino simplemente que se trabaja en una dimensión amplia para ayudar al mayor número de seres humanos que sea posible.

El Guru Yoghi es el que ha experimentado el Yoga y conoce las actitudes, los ejercicios y los momentos adecuados para que los yamis, shadhakas y chellahs, de acuerdo con su evolución, su temperamento y su destino, puedan intentar las experiencias trascendentales del Yoga.

Es claro que la experiencia trascendental del Yoga es el Yug y sobre el Yug no hay nada que decir.

Maestro José Marcelli

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