miércoles, 21 de septiembre de 2016

TANTRA: la sexualidad sagrada


Erótica, sexualidad y trascendencia se definen comúnmente con el mismo nombre: Tantra. La expansión de la conciencia a través de la experiencia de éxtasis. Arte, culto, ritual, filosofía, práctica. ¿La finalidad? La sexualidad se posiciona como un camino para revelar el sentido cósmico del ser humano.

Manejo y descubrimiento del cuerpo: clave en el Tantra. ¡Usémoslo! Gocemos, disfrutemos, experimentemos. Se requiere de una apertura mental para conocerse no sólo en un plano meramente coital sino en un nivel físico, emocional, psicológico y espiritual.  

El término Tantra significa: red, tejido o tela, o la trama de un tejido. La cuerda de un instrumento musical. Otra versión lo define como “aquello que esparce conocimiento”. Se  refiere al conocimiento de la naturaleza (tatwa) y al sonido (mantra) y de ahí, Tantra. 

 “Permite descubrir que existen otras maneras de abordar el encuentro con uno mismo y con el otro. Las personas necesitan información, aprender a manejar la energía y la polaridad sobre sí mismos. Conocerse sería el primer paso. La segunda etapa es el encuentro con el otro: cómo me comporto, cómo interactúo, cómo juego con mi parte seductora y también cómo me autocensuro por miedo, más común de lo que pensamos”.

Francisco Cervantes, socio fundador de la Asociación Internacional de Yoga Yoghismo (AIYY) y experto en temas de desarrollo humano y sexualidad, comparte cuál ha sido su experiencia con el Tantra después de más de 30 años de conocerlo. Un tema que falta explorar y, opina, posee el potencial de aportar algo nuevo a la visión occidental.

“Hablar de la sexualidad en México sería arriesgado, existen muchos Méxicos. Pero, concretamente en las ciudades y la clase media veo una necesidad de mejorar la calidad de vida, y eso implica también al sexo. La vida sexual se deteriora con el tiempo. El principal riesgo con la pareja es caer en la rutina y, con ello, en el aburrimiento”.  

¿Y cómo evitar caer en el tedio y la monotonía en el acto sexual? La reinvención. Crear nuevas posibilidades. Ser innovador. La sexualidad es un asunto de inspiración. Conquistar cada día a la pareja como si fuera la primera vez. “¡Asómbrame!”

El Tantra aporta condición física: vitalidad y resistencia. Te enseña “trucos”. En el hombre el manejo de la respiración para la concentración y el flujo de energía. En la mujer fortalecer los músculos del canal vaginal. En ambos el descubrimiento de una potente energía sexual. A partir de su visión y sus prácticas, el Tantra,  nos enseña posturas (asanas) y técnicas respiratorias.

Comunicarse mediante la mirada, los besos, las caricias, los arrumacos es parte del Tantra. “Comunicación física, emocional, espiritual y mental”, explica Cervantes. Se requiere complicidad con la pareja, estar en sintonía con el otro. Va más allá del acto coital, hay muchos juegos eróticos antes, durante y después del sexo, permiten conocerse más mediante la exploración del cuerpo.

“Mi experiencia ha sido muy enriquecedora, he practicado Tantra con una o dos personas que estaban en el mismo nivel que yo: disciplina [yoga] y alimentación vegetariana. Me permitió sobrepasar límites, entregarme con pasión y vivir una experiencia sexual plena. Para mí la finalidad es agradar y agradecer al compañero con quien se practica”, recuerda Carlos Armando Álvarez, practicante de Yoga y Tantra hace más de 10 años.

¿Mística o simplemente un acto sexual?

La trascendencia es el fin último del Tantra. Implica amor. Incluir en el menú sexual los rituales tántricos. “Voy a entrar a mi templo y le rendiré, mediante el acto sexual, tributo. Esa es la visión del Tantra”, explica Carlos Armando. El cuerpo es un santuario, principal enseñanza que nos deja. No se habla de una religiosidad sino de una espiritualidad, la cual radica en uno mismo.

En la práctica, la mujer adquiere protagonismo como la generadora de vida; se reconoce su capacidad de encauzar a su compañero para que descubra un cuerpo sexual más amplio que solamente los genitales −a diferencia de la visión machista que predomina en Occidente−.

“Es una maldición, la educación machista, tanto para el hombre como para la mujer. Si un compañero no responde un día pasa de ser el macho alfa a ser carroña en la cadena alimenticia. En el sexo tántrico la mujer también pone de su cosecha”, menciona Cervantes con un tono de broma.

En el Tantra todo lo contrario, tan es así, que las escuelas tántricas en la India eran exclusivamente para la mujer. Ésta simboliza el cosmos. Es la diosa Dakini (deidad hindú), la creadora, la inspiradora de una entrega total. No es pasiva, se mantiene activa durante todo el ritual. A la vez, el hombre es un dios, Krishna (deidad hindú).

La frase: “el Tantra se pierde en la noche de los tiempos” es real, se funde con las múltiples tradiciones de la erótica mística y las diversas prácticas del Yoga en la India. Las primeras noticias de los textos del Tantra pueden ubicarse a partir del siglo V antes de nuestra Era. A partir de su aparición, la práctica ha adoptado ideas y conceptos de diferentes culturas. Japón, China (durante la dinastía Tang) e, incluso, la religión musulmana –aunque ha llegado a ser uno de sus principales enemigos−.

¿Y cómo lo recibe Occidente?

Libertad, rebeldía, permisibilidad, descubrimiento. El ambiente de los años 60 fue un escenario perfecto para la puesta en escena del Tantra. Después de sufrir dos guerras mundiales que despertaron conciencias, la gente estaba en busca de algo nuevo, de respuestas y formas de vida diferentes: drogas, música explosiva, psicodelia y, con ello, el Yoga. Protagonistas de una etapa que cambió la sexualidad.

Existen muchas variantes de las prácticas tántricas. ¿La constante? Elogiar el cuerpo. Innegable: el arte del Tantra ha demostrado su fuerza a numerosas personas que no habían tenido un acercamiento con la visión tántrica.  

Muchos occidentales, a pesar de no sentir interés en absoluto por el pensamiento oriental, han reaccionado de manera directa y positiva ante esta práctica, porque les ofrece un conocimiento del propio cuerpo y un redescubrimiento de su sexualidad. La filosofía tántrica nos dice un rotundo “¡Sí!” frente a posturas contrarias de prohibiciones e inhibiciones. Sí a los placeres. Sí a la vida. Sí al sexo.

 

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