Hablemos del Ser y lo Humano. El Ser Humano, es lo
que somos, como seres y lo que
tenemos, como humanos, siguiendo las
pautas del pensamiento del Yoghismo.
Es bueno aclarar desde
ahora, que no se trata de revelar o de develar ningún misterio.
Simplemente compartir experiencias para compararlas con otras experiencias, para contrastarlas y sacar algunas conclusiones que sólo pueden tener valor para el que las obtiene, ya que éstas le puedan responderle a sus interrogantes, por lo menos mientras encuentra otras respuestas mejores, o sus interrogantes cambian.
Dice David Bohm que una
teoría es solamente un modo de ver las cosas, pero como las cosas cambian y el
modo de verlas también cambia, el valor de una teoría no es absoluta. Los
Yoghis ven la Realidad de este mismo modo.
Las enseñanzas de los
grandes yoghis nunca pretenden ser concluyentes, si no simplemente adecuadas
para responder a las necesidades de una época determinada.
Por ejemplo, en la Era
de Piscis, el modo de ver las cosas fue místico, inclinado hacia la fe.
Actualmente las cosas
se tratan de ver con sabiduría, con conciencia.
Es obvio que las cosas
consiguen su propio proceso y que su proceso las va transformando
constantemente, y quien observa las cosas tiene su propio proceso de cambio y
no las ve a éstas siempre del mismo modo.
Ahora bien, existe una
tendencia en el Ser Humano, de buscar
explicaciones o soluciones totales dentro de la realidad que vive. Esto crea
problemas, pues nada permanece igual así mismo, pero tampoco deja de ser lo que
es. Por eso, se ha dicho que cuando pasa
el tiempo no somos los mismos, pero tampoco somos otros.
Esta tendencia se
encuentra en la base del sentimiento religioso y lo hace doloroso porque
contradice a la vida, que es creativa y recreativa, y lo lleva al culto a la
muerte como solución posible para la beatitud permanente en el Sat-Chit-Ananda, en el nirvana o en el
cielo.
Dicho esto, analicemos
este asunto del Ser y de lo humano, del ser Humano.
El Ser, sin conciencia,
es la Nada.
El Ser, con conciencia,
es lo Todo
El Ser no es esto o aquello; porque esto, aquello o
lo de más allá, tiene forma, tiene límites definidos de algún modo en lo que
llamamos espacio, y también limites en lo que llamamos tiempo.
El Ser por sí mismo no
tiene límites, es eterno.
El Ser es
incognoscible.
Sin embargo en el Yug,
el Ser es experimentable, como
conciencia profunda de Si, de Si mismo. Y es por esta conciencia de Sí que el
instinto de conservación, que es la intuición honda de ser, de si, en lo
eterno, se afirma sin angustia en el proceso cambiante de lo humano, de la vida
y de la muerte.
La conciencia de Ser es
la iluminación para el Yoghi.
La conciencia de Ser es
la conciencia de la unidad.
La conciencia de la
unidad esencial es compatible con la conciencia de lo humano de la diversidad.
La combinación de la
conciencia de la unidad y la conciencia de la diversidad es la conciencia del
individuo integrado al universo.
El Yoghi es el que ha
iniciado, el que ha comenzado a experimentar lo sagrado, lo sacro, lo secreto, el Ser, en mayor o menor medida, por
que el Ser es infinito.
Dicho en términos de
psicología, el Yoghi es el que ha logrado integrar, por lo menos en parte, su Ego.
Sin embargo, ya fuera de
la psicología pero dentro de la Tradición Yóghica, hay que decir que el Ego es la combinación del instinto de
conservación aliado con la mente, con la razón, que conoce la realidad, por
comparación y contraste, en forma binaria, como un proceso fragmentado.
No obstante cuando el
instinto de conservación reafirma su intuición de Ser por medio de la
experiencia consiente, reafirma también su razón de Ser.Y conserva lo humano
como medio de experimentación y de producción de conciencia.
El Ego, de esta manera,
no es enemigo del ser humano, sino su mejor medio para conservar la estructura
corporal, la energía creativa, la lucidez mental y el amor y el anhelo de
trascender lo humano, en el Ser, sin dejar de estar en lo humano para ensanchar
la conciencia.
Si se puede hablar de
principios básicos para los Yoghis, la principal, tal vez, podría ser; hacer
para Ser.
Ser, para hacer.
Esto puede servir
también para esclarecer que el Yoghi se considera involucrado en el proceso de
la realidad total no dividida, en
movimiento fluyente, como dice la Mecánica Cuántica.
No busca la sublime
evasión, como dice los yoguis religiosos.
Ni trata de terminar
con el karma, sino de comprender el orden, el ritmo, el ritual, en la
experiencia profunda del āsana y del prānāyāma.
Y a partir de ahí, del
mantra, mandala y mudrā, para fluir conscientemente, dentro de la experiencia
del yoga, sin chocar con sus leyes y producir dolor.
La causa del dolor es
la ignorancia, ya se ha dicho, lo que falta agregar es que se trata de la ignorancia
sobre sí mismo.
Hay pues, una gran
diferencia entre el misticismo religioso y la conciencia Yóghica.
El Yoghi tiene un
centro de gravedad en la Libertad.
El místico lo tiene en
el amor.
Y por absurdo que
parezca decirlo no hay contradicción entre el místico y el Yoghi.
Solamente son dos modos
de ver y de vivir la realidad.
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