Las vías que se proponen para alcanzar esta experiencia son
numerosas, pero todas ellas pueden englobarse en cuatro grandes corrientes que
convergen hacia un centro común.
Este centro común puede entenderse como Raja Yoga.
Raja Yoga es la síntesis, o mejor, la culminación de los
esfuerzos que se hacen para realizar el Yoga, ya sea que éstos se encaucen por
las disciplinas del Hatha Yoga, por las acciones del Karma Yoga, por el
discernimiento y la meditación del Jnana Yoga, o por los actos devocionales y
el amor del Bhakti Yoga.
En nuestros tiempos el Maestre de la Ferrière plantea la
búsqueda de la experiencia del Yoga a partir del Yoghismo
El Yoghismo consiste en experimentar analogías,
concordancias e identidades entre la persona humana y su mundo.
Esta etapa llega a su culminación con la experiencia de
fusión del ‘yo’ inferior con el ‘yo’ superior o al vínculo consciente entre la
personalidad y el Ser de la naturaleza humana.
Este proceso de realización se resuelve en el Yug, que es la experiencia total de la
unidad sin límites.
El principio fundamental del Yoga es sencillo y puede ser
abordado casi por cualquier Ser Humano que se encuentre en buen estado de
salud.
El Yoga consiste en tomar conciencia de sí mismo como cuerpo
material, sin prejuicios, para después intensificar gradualmente esta
conciencia y convertirla en conciencia, también de sí mismo, como estructura
viva, como conjunto de energía vital.
Más adelante, este esfuerzo alcanza el plano mental y se
experimenta como lucidez, sin imágenes ni recuerdos, y lentamente se va
ensanchando a la vez que se convierte en una intensa afirmación de sí mismo, de
ser, de ser en todo, de ser y de estar en un ‘aquí’ que está en todas partes y
en un ‘ahora’ sin pasado y sin futuro...
Lo importante de las prácticas corrientes de Yoga, es que
permiten la experiencia de sí mismo, y que esta toma de conciencia inicial
produce una afirmación del individuo en posturas corporales desusadas que
facilitan el ‘recuerdo de sí mismo’.
El recuerdo de sí
mismo es el principio de la Conciencia de Ser sin dejar de estar en el
mundo de lo humano.
A veces se espera demasiado del Yoga y se limitan sus
aplicaciones prácticas en la vida cotidiana; y otras veces se le considera
solamente como un sistema gimnástico adecuado para mantenerse flexible y se
bloquean sus mejores posibilidades para la realización integral de un ser
Humano.
Ciertamente, varias de las enseñanzas del Yoga pueden
aplicarse al desarrollo supra normal de algunas facultades humanas, pero
cualquier desarrollo excepcional de una facultad absorba la energía que
pertenece al conjunto y produce un efecto de desequilibrio en la persona, por
más que el desarrollo de esa facultad resulte asombrosa para otras personas.
Es por ello que algunas prácticas del Yoga han producido
gran cantidad de faquires, santones, locos y personas estrambóticas que pululan
en algunos pueblos orientales luciendo sus habilidades para ganarse el sustento
de su vida en calidad de saltimbanquis o exhibiéndose para causar sorpresa y
exaltar su ego.
De acuerdo con la tradición del Yoga, es indispensable que
un Guru Yoghi decida cuales son las prácticas adecuadas en un momento dado y
para cada shadhaka o chellah en particular.
Al abrir centros de Yoga al público, no significa que se
haya olvidado la tradición, sino simplemente que se trabaja en una dimensión
amplia para ayudar al mayor número de seres humanos que sea posible.
El Guru Yoghi es el que ha experimentado el Yoga y conoce
las actitudes, los ejercicios y los momentos adecuados para que los yamis,
shadhakas y chellahs, de acuerdo con su evolución, su temperamento y su
destino, puedan intentar las experiencias trascendentales del Yoga.
Es claro que la experiencia trascendental del Yoga es el Yug y sobre el Yug no hay nada que decir.
Maestro José Marcelli
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