viernes, 3 de febrero de 2017

Padmasana


Dentro del Yoga, es esta la posición clásica por excelencia, está dentro de los ochenta y cuatro āsanas tipo de la tradición del hatha. Se llama también "flor de loto", debido a que la palabra Padma significa "loto" y āsana, "postura",  o sea "sentado en el loto". Otro nombre que se le da es el de Kamalāsana.

El Padmāsana es una de los āsanas tipo, indispensable para muchas otras posturas y prácticas del Hatha Yoga. Es base en la práctica de diferentes mudras, de la meditación e, inclusive, en prácticas adelantadas como el prānāyāma y otras relacionadas con la elevación de la energía, el despertar de kundalini, etc.

Por lo tanto, siendo el padmāsana una postura básica para tantos ejercicios, dentro de todas las clases de Yoga, es conveniente encarar cuanto antes su ejecución. Padmāsana es, pues, una de las tres primeras āsanas que se debe aprender en el Hatha Yoga, por ser de las más importantes, junto con el Shirsāsana y el nauli.


Al ser Padmāsana la postura clásica de la meditación; en su práctica es necesario mantenerla durante un tiempo no muy corto, cosa que se consigue con el entrenamiento. Para prácticas superiores del Hatha Yoga es a veces necesario permanecer en ella hasta tres horas, lo que se consigue aumentando poco a poco el tiempo de práctica, aunque debe tenerse cuidado de no prolongar la duración, en el caso de que se sienta fatiga física, pues en la práctica de āsanas es necesario evitar todo esfuerzo excesivo, y más aún tratándose de esta āsana, pues podría presentarse alguna lesión de los delicados ligamentos de la rodilla, que impediría, durante unos días las prácticas.

Mucho ejercicio muscular, a través de los deportes, e inclusive andar mucho, endurece las piernas e impide hacer este ejercicio.

Modo de ejecución.

En el Gheranda Samhitā explica la ejecución de padmāsana, tal como se realiza el baddha-padmāsana, así: "Poned el pie derecho sobre la pantorrilla izquierda y, en forma similar, el pie izquierdo sobre la pantorrilla derecha: cruzad las manos sobre la espalda y asid los talones de los pies (la mano derecha sobre el talón derecho y la mano izquierda sobre el talón izquierdo). Apoyad el mentón sobre el pecho y fijad vuestra mirada en la punta de la nariz"

La posición que actualmente se llama padmāsana es la siguiente: Sentado, derecho, con las piernas juntas y extendidas, inhalar profundamente y exhalar, mientras se dobla la derecha, colocando el pie sobre el muslo izquierdo (o al revés, de acuerdo a la polaridad del día), lo más cerca posible de abdomen, de modo que la planta del pie quede hacia arriba y la rodilla en contacto con el suelo. La izquierda va sobre el muslo derecho, en posición similar. Al deshacer a postura se vuelve a inhalar y exhalar profundamente, para realizarla del otro lado.
Esta postura se consigue, poco a poco, colocando los pies bien encima de los muslos y volteando los talones hacia afuera; cuanto más cerca estén los pies de las ingles, más fácil resultará la postura. Así, los talones presionan así las dos canalizaciones del bajo vientre, exactamente encima del pubis.

La columna debe permanecer erguida, conservando su curva natural, sin forzarla a que esté derecha.

Las manos van sobre las rodillas, que están bien pegadas al suelo, los brazos firmes y los dedos formando el gnana-mudra, con las palmas hacia arriba, el índice replegando, que apoya su uña en medio del pulgar, formando ambos dedos un círculo; los demás dedos permanecen estirados. (Véase: Mudra)

La atención mental va sobre el punto interior del entrecejo.

La cabeza puede mantenerse erguida, o bien inclinarse para formar el jalandhara bandha. La actitud es de reposo y meditativa; la respiración debe ser regular, profunda y tranquila, evitando la divagación de la mente. De este modo se acumula una gran cantidad de energía creadora, de un modo totalmente consciente.

El ardhapadmāsana es una adecuada preparación para el padmāsana.

El Padmāsana es difícil de realizar, porque generalmente al principio se experimenta dificultad en las piernas. En este caso, podrá efectuarse la postura empleando sólo una pierna, mientras que la otra permanece debajo del tronco, posición que se conoce como Ardha Padmāsana o sea Media Flor de Loto.

Esta āsana es muy adecuada cuando se tiene poca elasticidad de las articulaciones, pues permite ir venciendo paulatinamente las dificultades. Se ejecuta así:

Sentado en el suelo, con las piernas extendidas, se dobla la pierna derecha, colocando el talón sobre el muslo izquierdo, siempre lo más cerca posible de la ingle; la otra pierna queda exten­dida. Si la rodilla derecha queda algo levantada, no es necesario forzarla para que toque el suelo, pues manteniendo la postura durante unos minutos cada día, la rodilla irá descendiendo por sí misma. Después se hace lo mismo con la pierna izquierda, mientras la pierna derecha va extendida. Este ejercicio practicado diaria­mente durante unos dos minutos, por cada pierna, alternati­vamente, logrará que pronto no se sienta dolor alguno: Ese es el momento para ir acostumbrándose a que la pierna doblada, a partir de la rodilla, haga un suave movimiento de torsión, de modo que el pie se apoye sobre el muslo, no en forma lateral, sobre el tobillo, sino sobre la parte superior del pie, lo que hace que la planta quede hacia arriba.

Una vez conseguido esto, el último paso es realizar la misma práctica, pero colocando el pie de la pierna estirada, debajo del muslo contrario, para lo cual se dobla; el pie de la otra pierna se lleva sobre el muslo de la pierna doblada, con la planta hacia arriba y siempre junto a la ingle; luego se cambia con la otra pierna.

Practicando diariamente este ejercicio, en cada sesión se aumenta progresivamente el tiempo. Cuando se consiga hacer el Ardha‑padmāsana con comodidad, con ambas piernas alternativamente, durante unos diez minutos, puede intentar hacer ya el padmāsana completo; antes, es mejor no intentarlo.

Beneficios de Padmāsana.

Los beneficios de este āsana, en el orden físico, son importantes, pues produce una mayor irrigación en los órganos de la región pélvica, tonificándolos y facilitando la absorción de las secreciones gonadales. Aumenta los jugos gástricos, estimula el apetito, la salud y la felicidad. Combate el reumatismo. Fortalece piernas y muslos.

Pero sobre todo se atribuyen a esta āsana grandes efectos psíquicos, mentales y espirituales. Sus principales beneficios están en el orden psicológico, pues produce estabilidad mental y física. Es un magnífico sedante para el sistema nervioso.

La Padmāsana es una postura de equilibrio y armonía de todo el cuerpo, pues sus corrientes positivas y negativas acrecientan su armonía por la correcta distribución de la energía; puesto que los pies se encuentran en mudra, sin tocar el suelo, no pierden energía y por el contrario ésta forma un circuito activador del equilibrio del sistema nervioso.

En lo psíquico sus efectos son magníficos: Tranquiliza el estado emocional y la mente. Facilita el recogimiento interior y la elevación de espíritu. Debido al perfecto equilibrio de todas las corrientes del cuerpo, neutraliza temporalmente los impulsos fisiológicos y permite una mayor actividad en lo psíquico, mental y espiritual.

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