Dentro del Yoga, es esta la posición clásica por
excelencia, está dentro de los ochenta y cuatro āsanas tipo de la tradición del
hatha. Se llama también "flor de loto", debido a que la palabra Padma
significa "loto" y āsana, "postura", o sea "sentado en el loto". Otro
nombre que se le da es el de Kamalāsana.
El Padmāsana es una de los āsanas tipo, indispensable para
muchas otras posturas y prácticas del Hatha Yoga. Es base en la práctica de
diferentes mudras, de la meditación e, inclusive, en prácticas adelantadas como
el prānāyāma y otras relacionadas con la elevación de la energía, el despertar
de kundalini, etc.
Por lo tanto, siendo el padmāsana una postura básica para
tantos ejercicios, dentro de todas las clases de Yoga, es conveniente encarar
cuanto antes su ejecución. Padmāsana es, pues, una de las tres primeras āsanas
que se debe aprender en el Hatha Yoga, por ser de las más importantes, junto
con el Shirsāsana y el nauli.
Al ser Padmāsana la postura clásica de la meditación; en su
práctica es necesario mantenerla durante un tiempo no muy corto, cosa que se
consigue con el entrenamiento. Para prácticas superiores del Hatha Yoga es a
veces necesario permanecer en ella hasta tres horas, lo que se consigue
aumentando poco a poco el tiempo de práctica, aunque debe tenerse cuidado de no
prolongar la duración, en el caso de que se sienta fatiga física, pues en la
práctica de āsanas es necesario evitar todo esfuerzo excesivo, y más aún
tratándose de esta āsana, pues podría presentarse alguna lesión de los
delicados ligamentos de la rodilla, que impediría, durante unos días las
prácticas.
Mucho ejercicio muscular, a través de los deportes, e
inclusive andar mucho, endurece las piernas e impide hacer este ejercicio.
Modo de ejecución.
En el Gheranda Samhitā explica la ejecución de padmāsana,
tal como se realiza el baddha-padmāsana, así: "Poned el pie derecho sobre
la pantorrilla izquierda y, en forma similar, el pie izquierdo sobre la
pantorrilla derecha: cruzad las manos sobre la espalda y asid los talones de
los pies (la mano derecha sobre el talón derecho y la mano izquierda sobre el
talón izquierdo). Apoyad el mentón sobre el pecho y fijad vuestra mirada en la
punta de la nariz"
La posición que actualmente se llama padmāsana es la
siguiente: Sentado, derecho, con las piernas juntas y extendidas, inhalar
profundamente y exhalar, mientras se dobla la derecha, colocando el pie sobre
el muslo izquierdo (o al revés, de acuerdo a la polaridad del día), lo más
cerca posible de abdomen, de modo que la planta del pie quede hacia arriba y la
rodilla en contacto con el suelo. La izquierda va sobre el muslo derecho, en
posición similar. Al deshacer a postura se vuelve a inhalar y exhalar
profundamente, para realizarla del otro lado.
Esta postura se consigue, poco a poco, colocando los pies
bien encima de los muslos y volteando los talones hacia afuera; cuanto más
cerca estén los pies de las ingles, más fácil resultará la postura. Así, los
talones presionan así las dos canalizaciones del bajo vientre, exactamente
encima del pubis.
La columna debe permanecer erguida, conservando su curva
natural, sin forzarla a que esté derecha.
Las manos van sobre las rodillas, que están bien pegadas al
suelo, los brazos firmes y los dedos formando el gnana-mudra, con las palmas
hacia arriba, el índice replegando, que apoya su uña en medio del pulgar,
formando ambos dedos un círculo; los demás dedos permanecen estirados. (Véase:
Mudra)
La atención mental va sobre el punto interior del
entrecejo.
La cabeza puede mantenerse erguida, o bien inclinarse para
formar el jalandhara bandha. La actitud es de reposo y meditativa; la
respiración debe ser regular, profunda y tranquila, evitando la divagación de
la mente. De este modo se acumula una gran cantidad de energía creadora, de un
modo totalmente consciente.
El ardhapadmāsana es una adecuada preparación para el padmāsana.
El Padmāsana es difícil de realizar, porque generalmente al
principio se experimenta dificultad en las piernas. En este caso, podrá
efectuarse la postura empleando sólo una pierna, mientras que la otra permanece
debajo del tronco, posición que se conoce como Ardha Padmāsana o sea Media Flor
de Loto.
Esta āsana es muy adecuada cuando se tiene poca elasticidad
de las articulaciones, pues permite ir venciendo paulatinamente las
dificultades. Se ejecuta así:
Sentado en el suelo, con las piernas extendidas, se dobla
la pierna derecha, colocando el talón sobre el muslo izquierdo, siempre lo más
cerca posible de la ingle; la otra pierna queda extendida. Si la rodilla
derecha queda algo levantada, no es necesario forzarla para que toque el suelo,
pues manteniendo la postura durante unos minutos cada día, la rodilla irá
descendiendo por sí misma. Después se hace lo mismo con la pierna izquierda,
mientras la pierna derecha va extendida. Este ejercicio practicado diariamente
durante unos dos minutos, por cada pierna, alternativamente, logrará que
pronto no se sienta dolor alguno: Ese es el momento para ir acostumbrándose a
que la pierna doblada, a partir de la rodilla, haga un suave movimiento de
torsión, de modo que el pie se apoye sobre el muslo, no en forma lateral, sobre
el tobillo, sino sobre la parte superior del pie, lo que hace que la planta
quede hacia arriba.
Una vez conseguido esto, el último paso es realizar la
misma práctica, pero colocando el pie de la pierna estirada, debajo del muslo
contrario, para lo cual se dobla; el pie de la otra pierna se lleva sobre el
muslo de la pierna doblada, con la planta hacia arriba y siempre junto a la ingle;
luego se cambia con la otra pierna.
Practicando diariamente este ejercicio, en cada sesión se
aumenta progresivamente el tiempo. Cuando se consiga hacer el Ardha‑padmāsana
con comodidad, con ambas piernas alternativamente, durante unos diez minutos, puede
intentar hacer ya el padmāsana completo; antes, es mejor no intentarlo.
Beneficios de Padmāsana.
Los beneficios de este āsana, en el orden físico, son
importantes, pues produce una mayor irrigación en los órganos de la región
pélvica, tonificándolos y facilitando la absorción de las secreciones
gonadales. Aumenta los jugos gástricos, estimula el apetito, la salud y la
felicidad. Combate el reumatismo. Fortalece piernas y muslos.
Pero sobre todo se atribuyen a esta āsana grandes efectos
psíquicos, mentales y espirituales. Sus principales beneficios están en el
orden psicológico, pues produce estabilidad mental y física. Es un magnífico
sedante para el sistema nervioso.
La Padmāsana es una postura de equilibrio y armonía de todo
el cuerpo, pues sus corrientes positivas y negativas acrecientan su armonía por
la correcta distribución de la energía; puesto que los pies se encuentran en
mudra, sin tocar el suelo, no pierden energía y por el contrario ésta forma un
circuito activador del equilibrio del sistema nervioso.
En lo psíquico sus efectos son magníficos: Tranquiliza el
estado emocional y la mente. Facilita el recogimiento interior y la elevación
de espíritu. Debido al perfecto equilibrio de todas las corrientes del cuerpo,
neutraliza temporalmente los impulsos fisiológicos y permite una mayor
actividad en lo psíquico, mental y espiritual.
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