miércoles, 30 de marzo de 2016

Nuestro linaje tiene una aportación didáctica a través del Yoghismo




Occidente esta entusiasmado para introducirse hasta ahora en la dimensión psicofísica del Yoga, solamente.

Muchas tecnicas contemporáneas de yoga, con amplia difusión, se ubican en esta dimensión. La forma del cuerpo, su alineación, la elongación de cadenas musculares, el estímulo al sistema circulatorio, un primer impacto al sistema nervioso. Fuerza, velocidad, resistencia, equilibrio… Son algunos de los aspectos básicos implícitos en el Ghathasta.

Cuando hagan la pregunta: ¿que estilo de yoga practicas?, en el fondo tu sabes que la pregunta es bastante limitada. Están esperando casi una marca comercial,  de la dimensióm psicofísica que abarca de hecho muchas técnicas particulares, y representan las bases iniciales del yoga, ni más, ni menos.

Pero en el linaje del Yoghismo, tienes la tarea de avanzar y conocer  el Antaranga, que es la visión y la practica  interna, profunda, del yoga. La conforma, en este sistema el Hatha – Kriya Yoga.



Muchos hablan de practicar Hatha Yoga, pero realmente se ubican en la dimensión psicofísica. El Hatha – Kriya Yoga es la dimensión que puede cambiar realmente tu vida. La entrada y la salida de esta práctica interna la constituyen el Prānasamyama y el Āsana Samyama. El manejo de la energía hacia una consciencia lúcida.

El Hatha – Kriya Yoga es una vía para que nuestra energía fluya liberada de los condicionamientos y de las rutinas introyectadas, con el fin de descubrir nuestro ser verdadero.

Hace miles de años, en diversos puntos del planeta, en épocas diferentes  ̶ y tal vez en muchos casos al mismo tiempo ̶  el ser humano quiso entender el sentido profundo de la vida a través de la comprensión de las incontables formas de la Naturaleza.

El desarrollo de la consciencia tuvo un momento especial, cuando el ser humano se da cuenta de los múltiples cuerpos físicos, visibles, tangibles que le rodeaban; implicó el comienzo de comprender en su propio cuerpo los sentidos secretos y ocultos en la Naturaleza. -¿Cuál es el sentido de un árbol, de un ave, de una serpiente, del arco creado por los cazadores, de una flor?

Cuando el ser humano descubrió de forma consciente las propias fronteras visibles de su cuerpo frente a lo otro tangible, visible, le permitió trascender sus propias concepciones de sus límites aparentes y de los espacios vacíos entre uno y otro.

Mi cuerpo tiene una forma distinta, particular, luego entonces, ¿tendrá un sentido?
Mi cuerpo se tensiona en cierta zona, es flexible en otra, es frágil, es fuerte… ¿ello tiene un sentido? ¿Un por qué?. En esta búsqueda de sentido, los yoghis fueron construyendo una forma profunda de conocimiento a través de cientos y, tal vez, miles de años.

Así, el yoga construyó, de generación en generación, múltiples visiones de lo que es conocible y de lo que es imaginario y transitorio. Por cada visión, se construyó una tradición, el Hatha – Kriya Yoga, sustentada en un acompañamiento, en un linaje Yóghico.

Estable y confortable, dice la Tradición.

Ello generó un resultado sorprendente, poderosamente subjetivo, poderosamente intangible. El proceso de la realización y del control de la āsana nos permitió la experiencia y la realización de observar el movimiento de la mente frente a la flor y frente a sí mismo. Luego vio que la flor y su pensamiento eran diferentes a la experiencia  de darse cuenta.

Descubrió el proceso de la conciencia de sí mismo, frente al pensamiento ordinario y a la flor, ambos frente a él, y se dio cuenta que podía efectuar un primer movimiento con su mente.

Al eliminar los obstáculos de la mente condicionada, logró una primera experiencia: la estabilidad de la postura; logró el āsana samyama. Física y mentalmente. Encontró que la āsana le permitía entrar en una dimensión nueva: la consciencia total en la inmovilidad del cuerpo.

La āsana se transformó y le dejó experimentar la tranquilidad. Āsana Jeyja, la inovilidad total física de una āsana es la forma que nos señala la tradición para entrar a la consciencia total.

La pausa es el paso previo que nos permite experimentar el momento como tal y no como sucesión indiscriminada de momentos. Es a veces fugaz, a veces permanente; es vivir sin expectativas.

Y la experiencia del momento es una pausa, es la experiencia del presente.

La āsana inmovil produce una enorme movilización de la energía de nuestro cuerpo.

Por ejemplo padmāsana, como toda āsana, oculta una ruta y un sentido del movimiento interno de la energía. Aun cuando aparentemente no esté pasando nada. Pero padmāsana en pausa permite encontrar la clave profunda de esa āsana: armonia, equilibrio, belleza, y develar el poder de ubicarnos por encima de lo ordinario.

Hay movimientos de energía de inmovilidad inconsciente. Hay movimientos de energía de turbulencia. Hay movimientos de energía en el silencio y la mente lúcida.

Los Hatha – Kriya Yoghis describen nuestro cuerpo como un entramado complejo de canales de energía, los cuales se interconectan en centros generadores, transformadores y obstaculizadores de la energía.

El Hatha – Kriya Yoga transforma la energía de lo denso a lo sutil; libera los diversos obstáculos, y le da sentido y ritmo a tu vida.

La experiencia de la āsana implica que nuestro cuerpo energético es todo nuestro cuerpo. Y esta experiencia genera alegría.

La atención profunda es ekāgrata: sucede cuando vivimos una experiencia diferente de nuestra corporeidad.

Nuestro cuerpo se devela como tangible o intangible.

La atención plena implica un equilibrio mediante un ekāgrata firme y estable. Al adquirir la experiencia del  ekāgrata en una  āsana,  el practicante devela su sonido personal (mantrā).

Hatha – Kriya Yoga es la entrada y la salida al Raja Yoga, lo que permite al practicante la experiencia de penetrar en los planos sutiles del sí mismo. Y ello amplía nuestra propia identidad del Ser, más allá de la persona.

En un camino transpersonal.


El darsana de los Maestres para todos


Adrián Marcelli
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